El comercio ya no resiste más impactos. Desde el estallido social de octubre del 2019, han cerrado más de 500 comercios solo en el centro en Santiago, de los cuales cerca del 20% bajaron sus cortinas tras ese 18-O. Los que lograron sobrevivir, debieron enfrentar después el golpe económico que significó la pandemia, obligados a reinventarse para responder eficientemente a las obligaciones sanitarias. Somos un sector que además está con miedo y así lo muestra la última encuesta realizada a más de 200 empresas, 93% de ellas pymes, donde más del 79% mencionó que estaba preocupado o muy preocupado por la continuidad e intensidad de la violencia.

Lo que vivimos anoche en varias ciudades del país es tanto inaceptable como incomprensible: comercios que recién empiezan a funcionar con cierta normalidad, vuelven a ser saqueados, destruidos y hasta quemados. Pequeños negocios que ya no van a ser capaces de aguantar más golpes o que, quizás, ante el temor de ser atacados nuevamente opten por no seguir intentándolo. Nos preocupa la sociedad que estamos creando, cuando no se condenan con la suficiente fuerza estos ataques y abusos. La delincuencia desatada de las últimas horas genera desesperanza y pobreza, pues afecta a familias que ven limitadas sus fuentes de abastecimiento y también elimina los sueños de cientos de emprendedores.

El llamado a las autoridades es claro: no más impunidad. Y a la ciudadanía en general, colaboradores y clientes de negocios golpeados, les pedimos condenar estos hechos y levantar la voz para que podamos trabajar en paz, vivir sin miedo y construir un mejor país.

María Ignacia Rodríguez,

Secretaria General de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Chile