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Contrabando y lavado de activos


Desde el año 2018 la PDI ha incautado por L.A. más de USD 29 millones, de los cuales el 45% proviene del Contrabando, lo que demuestra por un lado el poder económico de estos grupos criminales y por otro refuerza la estrategia de la PDI contra la delincuencia organizada. En este sentido, resulta destacable que el poder de la delincuencia organizada no solo radica en su capacidad de articular acciones delictivas en sí mismas, sino que también en su capacidad de generar utilidades, lo que permite dar sostenibilidad al negocio en el tiempo. Son su capacidad financiera la que permite a la organización fortalecer su logística y su actividad primaria. Sin embargo, no se trata de cualquier “rentabilidad”, sino que posee características especiales como es la gran capacidad de acumulación de ganancias en periodos muy cortos, como pueden ser el narcotráfico y el contrabando.

Las recomendaciones internacionales para combatir la delincuencia organizada establecen la necesidad de atacar el “poder económico” de este tipo de delincuencia, es decir, el éxito reside en desarticular el poder económico de este negocio ilícito y su capacidad corruptora.

En Chile, se ha avanzado y abordado el problema desde diversos puntos de vista, sin embargo, resulta de interés señalar que todos los ámbitos necesariamente reconocen un aspecto económico implícito y por ende, se reconoce que el delincuente organizado es un empresario, y la organización actúa como una auténtica “empresa criminal”.  En este ámbito, los criminales requieren de procesos de lavado para cuidar y resguardar sus utilidades y para ello utilizan diferentes metodologías, y su elección dependen de varios factores: el volumen de dinero; la ubicación geográfica; la eficacia del sistema de prevención y de persecución penal. La combinación de estos factores más la necesidad de liquidez inmediata o no, resulta en un método de lavado y es en este punto donde los procesos de lavado se pueden dar fuera o dentro del sistema financiero / bancario o bien a través de actos de comercio, como puede ser la compra de bienes, inversiones en empresas, contratos de compraventa, entre otros.

Por lo tanto, resulta crucial la solidez del sistema financiero bancario, la calidad de las instituciones del Estado y por su puesto la “gestión empresarial”, cuyas acciones y compromisos contra el lavado de activos tiene que ser una “acción” y no una simple “declaración”, ya que las empresas, sea cual sea el giro, deben tener un real compromiso con la prevención efectiva del lavado de activos. Sin el compromiso verdadero del sector privado, del comercio, del empresario, la lucha contra el lavado está comprometida, toda vez que el combate contra el lavado y el crimen organizado necesariamente resulta de la unión y alianza entre el sector público y privado, entre la prevención de los privados y la persecución penal (fiscales y policía). En definitiva, el desafío contra los grupos criminales y particularmente contra el L.A., no es tan solo de la PDI, sino que, de todo el sistema, tanto público como privado, y este enfoque resulta ser relevante para establecer un sistema efectivo, de lo contrario, no se logrará “desincentivar la empresa criminal”.

Subprefecto Johnny Fica Méndez

Jefe de la Brigada Investigadora de Lavado de Activos de la Policía de Investigaciones de Chile PDI.

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